@aespildorag

miércoles, 22 de julio de 2015

La práctica de la atención en Daniel Goleman

Una conversación que parta de los sueños y expectativas de la persona puede conducir a un «camino» de aprendizaje que desemboque en esa visión.

Esta entrada se basa en la lectura de la obra Focus de Daniel Goleman. Siguiendo al autor, la atención es un músculo que precisa una práctica inteligente. Gracias a la concentración podemos evitar que el alumno se quede en lo que Goffman ha llamado el "fuera", esto es, no me interesa lo que aquí y ahora está pasando.

¿Cómo favorecer la concentración y el flujo?

  • Acometer tareas cuya exigencia se aproxime, sin superarlo, al límite superior de nuestras habilidades.
  • Hacer algo que nos apasione, porque el estado de flujo se ve impulsado por la motivación.

En palabras de Goleman, "El objetivo último, en cualquiera de los casos, consiste en alcanzar la concentración plena, porque la concentración, independientemente de la forma en que la movilicemos o del modo en que lleguemos a ella, favorece el flujo.

Para poder desarrollar un buen trabajo el estado cerebral óptimo se caracteriza por la armonía neuronal, lo que supone una elevada interconexión entre diferentes regiones cerebrales. Los circuitos requeridos para ejecutar la tarea están muy activos, permaneciendo los irrelevantes en silencio. Este estado cerebral conectado estrechamente con la tarea proporciona el flujo.

Goleman habla metafóricamente en distintos pasajes del libro del cerebro ascendente (emocional y rodeado de los estímulos) y descendente (atención voluntariamente dirigida). El esfuerzo cognitivo requiere un mayor gasto energético y la puesta en juego de la atención descendente. Sin embargo, la práctica continua de una actividad supone que se produzca una incorporación paulatina al programa ascendente, esto es, a los automatismos de la persona, asumidos por la red neuronal de los ganglios basales: "cuando la familiaridad acaba simplificando una determinada rutina, su control cambia, en una transferencia neuronal que, cuanto más se automatiza, menos atención requiere, de descendente a ascendente. El pico de automaticidad puede advertirse durante el estado de flujo, cuando la experiencia nos permite prestar una atención sin esfuerzo a una tarea exigente".

Atención y mente errante

Uno de los problemas con que se encuentra la concentración y el flujo de trabajo es la mente errante, acostumbrada a preocuparse en el yo y sus preocupaciones.

Para el neurocientífico Richard Davidson, "no puedes, mientras estás absorto en una tarea difícil, seguir dando vueltas en torno a tu persona".

Y concluye Daniel Goleman: "Cuando nuestra mente divaga, nuestro sistema sensorial se desconecta y cuando, por el contrario, nos concentramos en el aquí y ahora, se atenúa la activación de los circuitos neuronales responsables de la modalidad errante de la mente".

Podemos inferir una consecuencia fundamental para la actividad musical realizada en el escenario y que contribuye muy habitualmente a multiplicar el miedo escénico: debemos potenciar la obtención de la metaconciencia que favorece la activación del sistema sensorial y que, al mismo tiempo, impide la aparición de las expresiones negativas de la mente errante tan conectadas con la divagación que pueda realizar el intérprete en el escenario. Además, la desatención ocasionada por la mente errante provoca errores en la memoria de trabajo.

La atención ejecutiva es fundamental en el desarrollo adecuado de la tarea necesitamos trabajar la autoconciencia (una especie del socrático "conócete a ti mismo") y el autocontrol en el que debe participar la voluntad o capacidad ejecutiva para elegir los objetivos entre los múltiples estímulos existentes. El autocontrol implica que la corteza prefrontal enfría las propuestas emocionales emitidas desde el sistema límbico para que el sujeto atienda selectivamente a lo que debe realizar en función del plan establecido.

Algunas repercusiones prácticas

  • La atención favorece la neuroplasticidad, fortaleciendo los circuitos cerebrales más antiguos y estableciendo nuevas conexiones para ejercitar la habilidad que se practica.
  • Si la práctica discurre sin atención nuestro cerebro no reconstruye los circuitos relevantes para esa rutina concreta.
  • En palabras de Goleman, "la ensoñación cotidiana arruina la práctica. Poco mejora el desempeño de quienes pasan, mientras se ejercitan, de una cosa a otra. La atención plena parece alentar la velocidad de procesamiento mental, fortalecer las conexiones sinápticas y establecer o expandir redes neuronales ligadas a lo que estamos ejercitando".

Pero, como sabemos, el experto en una actividad va automatizando los logros y de este modo incorporándolos a su cerebro ascendente. La forma de contrarrestar esta situación consiste en establecer nuevos ejercicios que impidan el estancamiento. Ericsson afirma que "el experto contrarresta activamente la tendencia a la automaticidad elaborando y seleccionando de forma deliberada un entrenamiento cuyo objetivo exceda su nivel actual de desempeño. Cuanto más tiempo dediquen los expertos —añade— a la práctica deliberada con plena concentración, más desarrollada y perfecta será su ejecución".

Fortalecimiento de las conexiones entre emoción y aprendizaje

Frente a la antigua dicotomía habilidades cognitivas / habilidades no cognitivas, hoy sabemos que en el funcionamiento del cerebro existe una gran conexión. Pero, como expresa Goleman, "como el andamiaje neuronal del control ejecutivo subyace tanto a las habilidades académicas como a las sociales y emocionales, esa distinción parece hoy tan obsoleta como la diferenciación cartesiana entre mente y cuerpo. Ambos tipos de habilidades no son, en el diseño del cerebro, estrictamente independientes, sino que existe, entre ellas, una elevada interacción. Los niños incapaces de prestar atención tienen dificultades de aprendizaje y problemas también de autocontrol".

La interconexión expresada se manifiesta en la relevancia que tiene el estado de ánimo para la consecución de los objetivos. Las personas en estado positivo liberan dopamina que en acción conjunta con las endorfinas contribuyen a una acción persistente y, por ende, favorece la resiliencia. Esto es en definitiva la motivación que debe tener un alumno, esto es, una movilización conducida emocionalmente por su cerebro para lograr los resultados académicos deseados, una movilización que supone que está interesado y que le gusta la tarea, que disfruta y que siente la emoción necesaria para entrar concentradamente en el proceso. De ahí la necesidad de crear aulas felices con personas cargadas de ánimo positivo. Frente al aprendizaje feliz, la ansiedad generada por el temor al castigo bloquea la corteza prefrontal del niño, limitando su concentración y el aprendizaje.

El proceso atencional tiene un aliado en la metaconciencia o atención de la atención. Esto significa que somos capaces de darnos cuenta cuándo no estamos atendiendo y volver a situar el foco: cada vez que perdemos la atención rectificamos para concentrarnos nuevamente. Este músculo atencional puede fortalecerse con prácticas como la meditación. Daniel Goleman presta una especial relevancia a las prácticas de la plena conciencia o mindfulness, práctica que fortalece las conexiones existentes entre el sistema límbico (área emocional por excelencia) y la corteza prefrontal (área ejecutiva), prácticas que proporcionan grandes ventajas en el autocontrol y cuyos beneficios han sido certificados en recientes estudios de la neurociencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario